Hay personas en mi vida con quienes me une un vínculo tan maravilloso, y no precisamente porque ocupen un lugar privilegiado en mi corazón que, cuando pienso en ellas, pienso en vacaciones, soles y colores.
Una de ellas es la pareja recién estrenada de mi amiga la mexicana. Es un hombre que me infunde paz y cuya sonrisa y mirada van repletas de bondad.
El otro día cumplió años y a su casa fuimos todos a parar.
Además de estrenar año y pareja, ambos estrenaban nido.
Organizaron una fiesta entrañable en la que disfruté de lo lindo.
Mi felicidad aumenta cuando estoy rodeada de estos seres a los que quiero, así que cuando me reúno con mis amigos, soy inmensamente feliz.
No sé qué hormonas debe producir mi cuerpo cuando siente de esta manera, pero es una sensación muy placentera.
Ocurre que mi cuerpo experimenta una reacción especial: me apetece mucho reír, bailar, abrazar... me siento contenta y alegre.
Estuve tan sólo dos horas, pues me esperaban detrás de las montañas para una cita hermosa, así que fueron pocas, pero exprimidas al máximo. Compartí con todos mi felicidad y sus dichas.
A destacar la presencia de la mar profunda , ahora aprendiza de besos, del macarra de ceñido pantalón, mensajero del amor con su mirada, del taxista de noches de cine lluviosas y tormentosas, de la poeta del amor y del desamor y, como no, del que hoy es su gran muso.
A través del teléfono también compartió mantel con nosotros la fantasía ilusionada con habernos abrazado en persona.
Una de ellas es la pareja recién estrenada de mi amiga la mexicana. Es un hombre que me infunde paz y cuya sonrisa y mirada van repletas de bondad.
El otro día cumplió años y a su casa fuimos todos a parar.
Además de estrenar año y pareja, ambos estrenaban nido.
Organizaron una fiesta entrañable en la que disfruté de lo lindo.
Mi felicidad aumenta cuando estoy rodeada de estos seres a los que quiero, así que cuando me reúno con mis amigos, soy inmensamente feliz.
No sé qué hormonas debe producir mi cuerpo cuando siente de esta manera, pero es una sensación muy placentera.
Ocurre que mi cuerpo experimenta una reacción especial: me apetece mucho reír, bailar, abrazar... me siento contenta y alegre.
Estuve tan sólo dos horas, pues me esperaban detrás de las montañas para una cita hermosa, así que fueron pocas, pero exprimidas al máximo. Compartí con todos mi felicidad y sus dichas.
A destacar la presencia de la mar profunda , ahora aprendiza de besos, del macarra de ceñido pantalón, mensajero del amor con su mirada, del taxista de noches de cine lluviosas y tormentosas, de la poeta del amor y del desamor y, como no, del que hoy es su gran muso.
A través del teléfono también compartió mantel con nosotros la fantasía ilusionada con habernos abrazado en persona.
A veces pienso que soy una mujer muy privilegiada. Otras estoy absolutamente convencida de ello.