Y llegó el circo

Y llegó el circo a mi ciudad.
Y la carpa la instalaron alrededor de un teatro que abría sus puertas después de dos años de remodelación y unos cuantos millones de euros gastados.
Más de un centenar de acomodadores disfrazados de “geos” se colocaban a cada diez metros para indicar a los viandantes y conductores por dónde no podían pasar. Toda la plantilla de policía local se había echado a la calle. Media ciudad colapsada. Un público compuesto por mujeres en su mayoría, sin más faena que cotillear la llegada de la figura estelar, se empujaban por ocupar el mejor puesto tras la valla que los separaba de la alfombra roja.
Una infanta, que no una princesa, compuesta y sin novio, llegó como invitada de honor a la fiesta de reapertura de este famoso teatro.
En esta ciudad, provinciana donde las haya, las gentes invitadas de pro se vistieron con sus mejores galas, pero sus estilos de siempre, y entraron a modo de estrellas en una entrega de oscars, en medio de flashes que no llegarán siquiera a rellenar páginas de papel couché, pues, donde no hay, no se puede sacar. Sin más, alguna televisión local les regalará un minuto de gloria y lo grabarán en un antiguo deuvedé para la posteridad.

Me olvidaba. Los payasos, vestidos en su mayoría con traje pero sin flor en la solapa, pisaron la alfombra roja pero sin provocar carcajadas a nadie del público.
Un circo muy triste.

Lo malo de todo es que a mí cada mes se me llevan una parte de mi sueldo para que éstos puedan hacer sus malabares y sus triples saltos mortales. ¡Hay que ver…!

Por cierto, en esta reapertura actuó la mezzosoprano Teresa Berganza. Hace casi un siglo, en la inauguración de este teatro, precioso, fue el tenor Miguel Fleta quien deleitó con su voz al público allí congregado.

El sábado 16 vuelve a actuar Teresa Berganza en el mismo escenario, pero no vengas con traje y corbata, cariño; las entradas se vendieron en un cuarto de hora el sábado pasado. ¡¡Cachis…!! Nosotros tiraremos p’al monte…

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Un chiste de última hora. Tengo que deciros que en mi ciudad hay un hotel de reciente apertura que pertenece a la cadena Abba:

-¿Sabéis por qué no se quedó la infanta en el nuevo hotel?

-Porque entonces la llamarían la tontadelhaba